2014


qué difícil es escapar de las navidades. puedes intentarlo muy fuerte muy fuerte, pero no puedes nunca escapar del todo.

hace doce meses escribía en mi escritorio de mi cuarto de adolescente una entrada llamada 2013. entonces la vida era muy diferente y le daba vueltas y vueltas a la politización del amor y el desamor, al aprendizaje de la soledad y a no castigarse por no ser valientes todo el rato. en realidad ahora le doy vueltas a las mismas cosas pero eso no significa que las cosas no hayan cambiado.

he recuperado estos días para dos amigas un fragmento de Marcela Lagarde sobre la soledad y la desolación (publicado originalmente en Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres, editado por el Instituto Andaluz de la Mujer en 2000).

Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.
Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica para la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.

en cuanto a la soledad:

La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. (...) Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona. (...) Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo. (...) La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.

creo que esa autonomía de la que habla Lagarde no tiene que ver con el individualismo al que nos lleva el capitalismo, sino como me comentaban el otro día es más esa sensación de autonomía emocional que sentimos cuando niñas, antes de necesitar estar permanentemente acompañadas. eso no quita el sola no, con amigas sí. ¿o sí lo quita? a mí que no me toquen a mis amigxs. 

supongo que doce meses después sigue sin pasar nada por no ser valientes todo el rato. 

en 2015 voy a quererme tanto que no voy a romperme ningún hueso.

2 reacciones

  1. Aw :_) Me viene como agua de mayo esta entrada hoy. Además el segundo fragmento lo había leído sólo la segunda parte, y así entero tiene más sentido para mí.

    Que así sea el 2015, sin huesos rotos, y si los hubiera o hubiese igual ahí estaremos :)
    Abrazos insus

  2. <3 Abrazos posmos

Publicar un comentario