diario de autocuidado

-Estas malas notas me están bajando la autoestima
-Pues trabaja más y así no tendrás malas notas

20 de abril. Sé que no voy a publicar esta entrada hoy.

29 de abril. La autoestima también es política. No hay nada más radical que quererse y cuidarse a unx mismx. Leo tantos artículos donde solo indican que compres ropa nueva y te maquilles para sentirte bien. Se pueden ir todxs a la mierda.

1 de mayo. Nos sabemos de memoria el mensaje judeocristiana: "no hagas a lxs demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti mismx". Se nos olvidó aprender, se les olvidó enseñarnos, que no nos hagamos a nosotrxs mismxs lo que jamás haríamos a lxs demás. Se les olvidó enseñárselo a quienes se cortan, a quienes vomitan, a quienes se insultan, a quienes se quieren matar. Están demasiado ocupadxs enseñándonos a cuidar de lxs demás.

6 de mayo. Me acuerdo de una cita estupenda de Layli Phillips:
Como resultado de las experiencias históricas que les han sacudido hasta el borde de la aniquilación psicológica, las mujeres negras y otras mujeres de color han reconocido que el autocuidado es tan importante como el cuidado de lxs otrxs. Exigir de una misma y de lxs demás que sean perfectamente consecuentes con sus políticas todo el tiempo y bajo toda circunstancia es una carga innecesaria que puede ser contraproducente. Tal extremismo solo lleva a quemarse y alienarse, y desafía la realidad de que todo cambio es un proceso. 
11 de mayo. Nos enseñasteis que, si lo intentamos lo suficiente, podemos conseguir el empleo que queremos, la vida que deseamos [si no lo conseguimos, es que no nos hemos esforzado lo suficiente, o que no valemos lo suficiente]. Nos enseñasteis que hay un cuerpo bello y deseable que podemos alcanzar si nos alimentamos de determinada forma, si nos ejercitamos de determinada forma, si lo vestimos de determinada forma, si lo movemos de determinada forma [si no lo hacemos, nuestros cuerpos no son bellos ni deseables]. Nos enseñasteis que nuestro valor lo ponen otras personas [y si no nos comportamos según lo esperado por ellas, dejamos de valer]. Nos enseñasteis que el trabajo productivo es el único trabajo valioso [y si no podemos ser productivxs, tenemos que serlo aunque nos cueste (más) salud mental, o nuestra vida no vale nada]. Nos enseñasteis a confiar en el amor romántico como si fuera la única salida, como si fuera suficiente, nos enseñasteis a aguantar y a cuidar por encima de todo [y si no funciona y sales corriendo, es un fracaso; y si no funciona y no sales corriendo, eres débil]. Nos enseñasteis la culpa. Y la culpa otra vez. Y más culpa. Y, luego, cuando no conseguimos ese empleo o esa vida y sentimos que no nos hemos esforzado lo suficiente, que no valemos lo suficiente; cuando sentimos que nuestros cuerpos no son bellos ni deseables; cuando no podemos ser productivxs y aun así lo seguimos siendo, volviéndonos más y más locxs; cuando sentimos que nuestra vida emocional es un fracaso o que hemos sido débiles; en ese momento, nos decís que nos queramos, que nos aceptemos, que olvidemos todo lo aprendido de la noche a la mañana. El mensaje que nos hunde está politizado, es transversal, viene de múltiples focos, es colectivo. El mensaje que nos dirigen cuando ya nos han hundido está despolitizado, es unifocal, individual.

Vuelvo al fantástico "Cuerpos sin patrones" de Laura Contrera:
Pienso que el “acéptate” o “quiérete” que nos espetan en la cara son imperativos insuficientes. Condena a la esfera individual algo que tiene que ser un problema político para un nosotrxs que se pretende amplio y diverso.

Nos quieren hundidxs. Pero habrá que dar respuestas políticas a problemas políticos. Y autocuidarse. Menos mal que tenemos el feminismo.

1 reacciones

Publicar un comentario