De amor(es)

Después de unos cuantos meses, por fin me puse con Crítica del pensamiento amoroso, de Mari Luz Esteban (cortesía de la librería Relatoras y de Pikara Magazine).

Esteban pretende una teoría, una antropología, del amor, que no es ningún caso una teoría total: "[...] no es posible una teoría y una política subversivas desde eso que estamos llamando aquí y ahora amor. No al menos en este contexto cultural de Pensamiento Amoroso en el que vivimos. No en este sistema capitalista cebado a base de generar injusticias que se sustentan, entre otras cosas, en una forma concreta de educación amorosa. No sin explorar otras posibilidades teóricas y vivenciales al margen del amor. Aunque lo incluyan. Una teoría, una política del amor son necesarias pero no son suficientes".

Así define Esteban Pensamiento Amoroso:

Voy a denominar Pensamiento Amoroso a una determinada ideología cultural, una forma particular de entender y practicar el amor que surge en la modernidad y va transformándose y reforzándose hasta nuestros días. Una configuración simbólica y práctica que influye directamente en la producción de símbolos, representaciones, normas y leyes, y orienta la conformación de las identidades sociales y genéricas, los procesos de socialización y las acciones individuales, sociales e institucionales. En este modelo emocional hegemónico y concreto, dominante en Occidente hoy día, se produce una construcción y una expresión cultural de las emociones que tiende a enfatizar el amor por delante, no solo de otras emociones, sino también de otras facetas humanas (solidaridad, justicia, libertad...), y que se convierte en una forma dominante de representar lo humano que se aplica de distintas maneras a mujeres y hombres. Este Pensamiento Amoroso es así el caldo de cultivo, la matriz, en la que se constituye en la Era Moderna un orden social desigual. De género, clase, etnia, sexualidad...

Me gusta mucho cómo comienza el libro, parafraseando a Gayle Rubin y su "ha llegado el momento de pensar sobre el sexo".

Estoy muy obsesionada últimamente con el concepto de amistad. Hablo mucho con C. de amor romántico, de vida de pareja, de la idea de tribu. Quiero tanto a mis amigxs y a mi familia de elección que no duele. Aunque ni siquiera sepan lo mucho que les quiero porque no es necesario:

De la misma manera que en nuestra cultura hay una jerarquía entre emociones altas y bajas, cultivables y desechables, hay también una clasificación, una graduación, en la definición y rango de todos los tipos de amor posibles, donde relaciones y afectos como los que se dan bajo la forma de amistad (pero también de vecindad), quedan relegados al último lugar [...]. No hay más que ver la desproporción entre la cantidad de literatura científica sobre el amor en relación a la que existe en torno a la amistad. 

Pero, al mismo tiempo, pensar que no sé lo que haría sin esxs amigxs, ¿no es reproducir nuevamente esa necesidad del sentirse-queridx, del no-estar-solx, aunque estemos multiplicando y saneando los puntos de apoyo? Supongo que no tengo ganas de deconstruirme tanto por el momento. Me basta con mi tribu.

1 reacciones

  1. A mi también me da bastante por pensar en la amistad. Últimamente más. Creo que necesito prestarle más atención al tema...

    Y sentirse queridx y no-estar-solx es necesario, por mucho que se deconstruya unx. El tema está en que una sola persona nunca debería tener el poder de cambiar esta auto-percepción. De ahí mi idealización de los afectos en red (afectos de todo tipo, se entiende). (Y me enrollaría más, pero tengo que irme y seguro que tarde o temprano vuelvo a lo mismo...)

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