(Más) privilegios

Creo que llevo dos años intentando escribir el texto que escribió hace tres días Alicia Murillo en su blog. Cómo gestionar los privilegios. ¿Es posible convertirse en aliadx?

Permanecer a un paso a distancia de quien sufrió por mi privilegio, aunque jamás yo pedí ese privilegio, aunque me esforcé cada día en que mi vida no fuese mejor gracias a él, aunque no lo acepté cada vez que me lo ofrecieron. Da igual, lo tuve, tuve la opción de elegir y otrxs no. Por eso, siempre, a un paso de distancia entre quien sufrió a causa de mi privilegio. Aceptar que el abrazo nunca se cerrará, que los brazos no deben ni si quiera abrirse. Conformarme con sentir que la vida nos la dieron ya rota y que al pegar los trozos nada volverá a ser como al principio, aquel día en el que no hubo privilegios. Si es que ese día existió. Ese es el único respeto que entiendo.

Aceptar la paradoja de luchar sabiendo que nuestras almas estarán siempre separadas. Aceptar que estamos solxs, porque los privilegios nos separaron para siempre.

Permanecer a un paso de distancia de quien lucha a mi lado, aunque sea imprescindible luchar juntxs, aunque un día pedí compañía en la batalla, aunque me esforcé siempre en darle un sentido de unidad a nuestro ejército. Da igual, no existen los ejércitos, no existen. Aceptar que el abrazo nunca se cerrará, que los brazos no deben ni si quiera abrirse. Conformarme con sentir que la vida nos la dieron ya rota y que al pegar los trozos nada volverá a ser como al principio, aquel día en el que hubo ejércitos. Si es que ese día existió. Ese es el único respeto que entiendo.

En Tumblr a veces se descubren cosas interesantes, y hoy enlazo este otro artículo sobre privilegios (en inglés). En él, Jamie Utt escribe sobre cómo explicar lo que significan los privilegios a aquellas personas que no se sienten identificadas con ellos: (1) Comenzar apelando a aquellos campos en los que no tienen privilegios; (2) darle énfasis al hecho de que los privilegios son relativos; (3) un sistema de privilegios y opresión nos daña a todxs; (4) privilegio no equivale a culpabilidad; (5) sugerir acciones concretas para combatir el sistema de privilegios y opresión en nuestras vidas diarias; (6) céntrate en las acciones y no en la personalidad de tu interlocutorx. El artículo también incluye enlaces a diferentes listas de privilegios de raza, género, sexualidad, clase, físico...


Intercambio

Hana Pesut tiene un proyecto interesantísimo llamado Switcheroo en el que parejas intercambian sus ropas. Mi amiga Sara quiso emularlo con Rafa y aquí está el resultado. My skirt doesn't make me a girl.






Vírgenes juradas

Hace tiempo hablé sobre las vírgenes juradas. Son aquellas biomujeres que, tras renunciar al matrimonio y a las relaciones sexuales, pasan a tomar un rol de género masculino en su familia y sociedad. De esta forma, la única manera de escaparse del matrimonio forzado, era convertirse en hombre. En Albania todavía quedan algunas docenas de vírgenes juradas. Eso dice la Wikipedia. Seguro que son procesos más complejos. Pero hoy me quedo con las fotografías de Jill Peters. Y no, tampoco me apetece disertar sobre el carácter invasivo de la fotografía de corte etnográfica. De eso otras saben mucho más.







Mis privilegios cisgénero


Rita Hester fue asesinada el 28 de noviembre de 1998. Negra, trans y trabajadora del sexo. Este crimen de odio sucedió tan sólo cinco semanas después del asesinato de Matthew Shepard. Este a muchxs seguro que nos suena, ¿no? Las reacciones en los medios y en la calle fueron muy diferentes de uno a otro. Desde entonces, los 20 de noviembre de cada año se celebra el Día de la Memoria Trans.

Había una viñeta que no logro encontrar ahora donde la L, la G y la B aplaudían triunfantes tras escalar de un hoyo gritando que lo habían conseguido, que la política de Don't Ask Don't Tell se había derogado y que ya eran libres. Mientras, la T seguía al fondo del agujero gritando "¿Chicxs? ¡Eh! ¿Chicxs?". [Editado: Encontré la imagen]


El otro día hablaba con S. sobre nuestra identidad trans. Pese a identificarnos en muchos aspectos como transgénero genderqueer (sin identificarnos explícitamente como hombres ni como mujeres), sí que adoptamos una identidad estratégica femenina, aun de carácter político, y más aún, no discutimos jamás el passing como mujeres del que nos beneficiamos cada día (la capacidad de ser vistas y leídas como mujeres). Por ello, no voy a hablar sobre opresión trans en primera persona porque evidentemente no la sufro. Pero puedo hablar sobre el privilegio cisgénero (el término cisgénero hace relación a la equivalencia entre identidad sexual diagnosticada desde el nacimiento e identidad y expresión de género).

Traduzco a continuación una lista de privilegios cisgénero que circula por Internet y que está inspirada en la lista de privilegios blancos de Peggy McIntosh:

1) Lxs extrañxs no asumen que pueden preguntarme cómo son mis genitales ni cómo mantengo relaciones sexuales.

2) Mi validez como hombre/mujer/humano no se basa en cuánto me he operado o en cómo funciona mi "passing".

3) Cuando mantengo sexo con alguien por primera vez, no tengo que preocuparme por que no sean capaces de enfrentarse a mi cuerpo o por que se planteen su propia orientación sexual.

4) No se me excluye de los eventos que sean explícitamente para "hombres-nacidos-hombre" o para "mujeres-nacidas-mujeres" (posiblemente cualquier cosa que implique desnudez).

5) Mis políticas no son cuestionadas basándose en las elecciones que he tomado en relación con mi cuerpo.

6) No tengo que escuchar: "¿Así que te has operado?" o "Oh, ¿entonces en realidad eres un (sexo o género incorrecto)?" cada vez que salgo del armario como trans ante alguien.

7) No se espera que esté constantemente defendiendo mis decisiones médicas.

8) Lxs extrañxs no me preguntan cuál es mi "verdadero nombre" [nombre de nacimiento] y luego asumen que pueden llamarme así.

9) La gente no me falta al respeto utilizando pronombres incorrectos incluso después de haberles corregido.

10) No tengo que preocuparme de que alguien quiera ser mi amigx o acostarse conmigo solo para probar lo modernxs que son o cómo de buenas son sus políticas.

11) No tengo que preocuparme sobre si podré encontrar un baño o vestuario seguro y accesible.

12) Cuando me involucro en una acción política, no tengo que preocuparme sobre las repercusiones de ser arrestadx (por ejemplo, ¿qué pasará si lxs policías descubren que mis genitales no encajan con lo que esperan de mi expresión de género? ¿acabaré en una celda con gente de mi género o no?)

13) No tengo que defender mi derecho a ser parte del espacio o movimiento queer, y la gente lesbiana, gay y bisexual no intentará excluirme de sus acciones para ganar legitimidad política.

14) Mi experiencia del género no es considerada como simple "equipaje" o "circunstancias".

15) No tengo que elegir entre invisibilidad ("passing") u otredad constante.

16) No me dicen que mi orientación sexual y mi identidad de género son excluyentes.

17) Cuando voy al gimnasio o a la piscina pública, puedo usar las duchas.

18) Cuando acabo en la consulta médica, no tengo que preocuparme de recibir la atención apropiada y de que todos mis problemas sean vistos como producto de mi identidad de género.

19) Mi seguro médico o la seguridad social no me excluye específicamente de recibir determinados tratamientos o beneficios a causa de mi identidad de género.

20) Cuando expreso mi identidad en mi vida diaria, no se me considera unx enfermx mental.

21) No se me exige que pase intensas evaluaciones psicológicas para poder recibir cuidados médicos básicos.

22) La medicina no es una especie de guardián que me deniega la autodeterminación de lo que le ocurre a mi cuerpo.

23) La gente no me usa como cabeza de turco de sus sus problemas con su propio género.

También es muy interesante esta lista de acciones para ser unx aliadx de lxs trans y estas sugerencias sobre cómo tratar temas trans para personas cis.

La imagen pertenece al proyecto A Series of Questions de L. Weingarten.


Hay una Palestina queer


El sábado tuve la suerte de poder pasar la tarde con Rauda Morcos, la fundadora de Aswat, primer grupo de activismo queer y lesbiano de Palestina, formado hace ya diez años. Desde hace casi seis, Rauda ya no es la coordinadora, pero sigue siendo la única cara visible.

Al-Qaws, dirigido por Haneen Maikey, es otro grupo palestino LGTB+ e integra a hombres y mujeres, mientras que Aswat se identifica políticamente como grupo de mujeres lesbianas aunque también tenga personas trans, intersex, queer...

Hablamos sobre el Orgullo Mundial que se celebró en 2006 en Jerusalén, cuyo lema fue Amor sin fronteras. Rauda y Aswat formaron parte del bloque crítico que trató de boicotearlo con la campaña There's No Pride In Occupation (no hay orgullo en la ocupación). Así, volvimos a hablar sobre pinkwashing, el lavado de imagen que lleva a cabo el Estado de Israel utilizando para ello al colectivo LGTB+. Al final, la persona LGTB+ palestina que vive en los territorios ocupados se ve obligada a elegir entre su identidad palestina y su identidad LGTB+ si quiere ser reconocida por muchxs israelíes.

Le pregunté por la visibilidad como estrategia contra la heteronormatividad en Palestina/Israel y sobre cómo muchos activistas poscoloniales y árabes la tachaban de herramienta imperialista, aludiendo a la retórica del puesto de control, en lugar de la de armario, como defiende Jason Richtie. Rauda concuerda totalmente con la lectura que Joseph Massad hace de las imposiciones neocoloniales del movimiento LGTB occidental. Sin embargo, también pareció estar un poco harta de teorías y teóricxs: "Aswat no es un grupo de académicas, y yo no voy a conseguir nada escribiendo libros mientras observo desde fuera. Quiero estar pegada a la tierra, quiero contribuir a un cambio real desde dentro".

Entre otras mil millones de cosas de las que hablamos, Morcos compartió la exasperación de que la lucha palestina contra el patriarcado dentro y fuera de su comunidad se vea ralentizada por el tiempo perdido continuamente resolviendo malentendidos sobre lo que significa ser palestinx, el tiempo perdido visibilizando y combatiendo el racismo y la islamofobia en los colectivos LGTB+ (y no LGTB+) occidentales.

Podría seguir escribiendo sobre cómo la sacaron del armario, sobre cómo se formó Aswat, sobre cómo se identifica más con minorías LGTB+ como la chicana o la nativa americana que con las minorías LGTB+ de otros países árabes, sobre cómo utiliza el gaydar o sobre cómo salió del armario con su abuela. Pero no habría unos y ceros para todo ello.

Imagen.- Son dos miembros del Ejército israelí. En el orgullo de 2012, el propio ejército subió esta foto con el siguiente texto: "Es el mes del orgullo. ¿Sabías que las fuerzas de la defensa israelí tratan igual a todos sus soldados?". Un gran ejemplo de pinkwashing, ¿no?


Los cómics de Kara Passey

A través de María Llopis descubro a la ilustradora y artista multimedia Kara Passey. A continuación adjunto alguna de las viñetas que más me han gustado.

 -Creo que soy adicta a la crítica feminista de los medios de comunicación. Nunca más disfrutaré de nada.
-Uh, esa canción es tan sexista / -Oh, vale, un chiste de gordas / -Este videojuego está lleno de estereotipos racistas / -Este autor es un misógino imbécil.

 -Oh, Dios, me encantan las chicas gordas, pero no las obesas/exageradas. Tan sólo las que visten bien y tienen confianza en sí mismas. Nadie quiere follarse a una gorda desesperada con baja autoestima.
-¿¿¿Perdona??? ¿Quién coño eres para determinar la autoestima de alguien basándote en su presentación y en su confianza? ¿Piensas que eres aliada sólo porque te follarías a una gorda? ¿Debería sentirme agradecida por tu jodida atención? Estás contribuyendo a los estándares de belleza de la sociedad. ¿De dónde crees que viene la baja autoestima?

 "Mi falda no me convierte en chica".

-Pero decirme que no use lenguaje sexista, racista o capacitismo, ¿no es también opresor?
-Dios, ¡no!


Nosotrans decidimos



Se me había olvidado lo divertidas que son las manifestaciones en las que no caminas con miedo a que te dispare la policía con pelotas de goma.

Los objetivos de la campaña por la despatologización trans son la retirada de la categoría de "disforia de género" y "trastornos de la identidad de género"

[no somos disfóricas, estamos eufóricas]

de los catálogos diagnósticos DSM (de la Asociación Psiquiátrica Americana) y del CIE (de la OMS) en sus próximas ediciones, previstas para el 2013 y el 2015.

[vamos a quemar ¡vamos a quemar! vamos a quemar ¡la consulta del hospital! vamos a quemar la consulta por violenta y patriarcal]

Dentro del colectivo trans existen dudas al respecto, pues hay quienes consideran que despatologizado sería más complejo luchar por la cobertura sanitaria pública, pero [creo que] una patologización estratégica sólo puede conllevar estigma y problemas a largo plazo muy difícilmente superables. ¿Acaso la patologización ha servido hasta ahora? ¿Acaso todo lo cubierto por la sanidad pública está diagnosticado como patología, véase el embarazo?

El colectivo trans incluye infinitas identidades y expresiones de género: FtM u hombres transexuales (diagnosticados como mujeres en su nacimiento con identidad de género masculina), MtF o mujeres transexuales (diagnosticadas como hombres en su nacimiento con identidad de género femenina), travestis o cross-dressers (expresión de género diferente a su identidad de género), gender-queer (que se mueven entre los géneros, que se identifican con dos o más géneros -bigénero, pángenero-, que no se identifican con ninguno -agénero-, intergénero), intersexuales, andróginxs... Y todo ello es independiente del deseo/necesidad o no deseo/necesidad de intervenciones hormonales o quirúrgicas.Y todo ello cambia también según el entorno geográfico o activista en el que te muevas (travesti significa en muchos países latinos lo que transexual en los colectivos del estado español).

 [¿cuál es mi género? ¡el que me da la gana!]

¿Con toda esta diversidad tiene sentido hablar de dos géneros o dos sexos? Sigamos a Beto Preciado en Testo Yonqui: "No hay dos sexos, sino una multiplicidad de configuraciones genéticas, hormonales, cromosómicas, genitales, sexuales y sensuales. No hay verdad del género, de lo masculino y de lo femenino, fuera de un conjunto de ficciones culturales normativas".

Después de escuchar tantas discusiones (más o menos respetuosas) entre diferentes integrantes del colectivo trans, era genial caminar junto a muchxs de ellxs cantando los mismos lemas.

[mi cuerpo, mi vida, mi forma de follar, no se arrodillan ante el sistema patriarcal]

"Una tensión que surge entre la teoría queer y los movimientos intersex y transexual se centra en la cuestión de la reasignación del sexo y de las ventajas que conllevan las categorías de género", dice Judith Butler. Quién no se ha enfrentado a su transfobia en algunos momentos de su "transgenerización". Pero volvamos a la teoría del reconocimiento de Butler; qué más da que no entiendas el género de la misma forma que tu compañerx de lucha, lo importante es hacer la vida vivible para todxs:

[...] la tarea de todos estos movimientos consiste en distinguir entre las normas y convenciones que permiten a la gente respirar, desear, amar y vivir, y aquellas normas y convenciones que restringen o coartan las condiciones de vida. A veces las normas funcionan de ambas cosas a la vez, y en ocasiones funcionan de una manera para un grupo determinado y de otra para otro. Lo más importante es cesar de legislar para todas estas vidas lo que es habitable sólo para algunos y, de torma similar, abstenerse de proscribir para todas las vidas lo que es invivible para algunos. Las diferencias en la posición y el deseo marcan los límites de la universabilidad como un relfejo ético. La crítica de las normas de género debe situarse en el contexto de las vidas tal como se viven y debe guiarse por la cuestión de qué maximiza las posibilidades de una vida habitable, qué minimiza la posibilidad de una vida insoportable o, incluso, de la muerte social o literal.
Judith Butler (Deshacer el género, pp. 20-23)


Salvada

Querida yo:

Estaba escribiendo una carta a mi yo de hace diez años y he tenido que borrarla porque era demasiado personal. Aquí hemos venido a hablar de bolleras.

Has cumplido veinticinco años hace nada. Sí, primera noticia: cumplirás los dieciocho, y los veinte y los veinticinco. De hecho, adoras tus cumpleaños y celebras picnics multitudinarios en el Retiro con la gente a la que quieres. Que serán muchxs más de lxs que puedes imaginar ahora. 

Con trece años jugaban a pedirnos que nos mirásemos las uñas y, dependiendo de si estirábamos el dorso de las manos o si las doblábamos (creo que no me he explicado bien...) éramos más o menos femeninas. Recuerdo que estuve unas semanas practicando para que me saliera de forma natural estirarlas y que nadie pudiera acusarme de marimacho. Qué cosas.

Todo cambiará tanto que no lo reconocerías y no te reconocerías si pudieras mirar por un agujerito cómo es el futuro. Nada, absolutamente nada, será como lo imaginas. Ni siquiera puedo decirte que será mejor, porque será tan radicalmente distinto que no son realidades comparables.

La primera vez que respondí a un acosador, cuando era relativamente pequeña, me llamó fea. Iba con C. y con algunas amigas más, creo. Hasta hace muy poco no pude volver a responderles por miedo a que me volvieran a llamar fea. Pero es empezar y no parar, ya tengo repertorio para todo tipo de intromisiones.

Empiezan a preocuparte esos pensamientos obsesivos. No los de loca, esos ya no te preocupan, sino los de lesbiana. Pues para, no te preocupes por nada. Dentro de diez años leerás una novela gráfica de Alison Bechdel titulada ¿Eres mi madre? y te reconocerás en una viñeta en la que dice que, en realidad, cree que ser lesbiana fue lo que la salvó. En una entrevista dirá que ser [¿ser/estar?] lesbiana fue lo que la empujó fuera de su mente. Tú ya sabes que los libros te están salvando. Pues ay cuando descubras los libros de bolleras y de queers. Y dejarás de escribir ficción. Pero nunca te arrepentirás.

Como mi amante le dijo una vez a su madre: «No elegí esto y sin embargo si tuviera que elegir mil veces continuaría eligiendo esto. De hecho elegí esto»
Ulrika Dahl


De esencias y constructos

En la comprensión de las identidades sexuales (homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad, polisexualidad, omnisexualidad, asexualidad...) el debate ha girado entre el esencialismo y el construccionismo. Nunca había leído un alegato coherente en defensa del esencialismo hasta que llegó a mis manos Female Homosexuality in the Middle East: Histories and Representations, donde Samar Habib intenta trazar un continuo reconocible de identidad lesbiana a lo largo de la historia de oriente medio.

Creo que es bastante obvio que mi concepción es construccionista, y me gusta mucho lo que dice David Halperin sobre esto en San Foucault:

Esto no quiere decir que la homosexualidad sea irreal. Por el contrario, las construcciones son muy reales. Las personas viven por ellas, después de todo, y hoy en día, cada vez más, mueren por ellas. No se puede pedir nada más real que eso. Pero si la homosexualidad es una realidad, ésta es construida, una realidad social y no natural. El mundo social contiene muchas realidades que no existen por naturaleza.

Eve Kosofsky Sedgwick añade al respecto en Epistemología del armario:

Recuerdo el boyante entusiasmo con el que las académicas feministas solían celebrar el descubirmiento de que una u otra brutal forma de opresión no era biológica sino ¡sólo cultural! A menudo me he preguntado cuáles son las bases para nuestro optimismo sobre la maleabilidad de la cultura por cualquier grupo o programa. 

Cuando leo a Jasbir Puar (autora del increíble Terrorist Assemblages: Homonationilsm in Queer Times) o a precursores como Gilles Delueze y Félix Guattari, intento seguir sus textos e impregnarme de su forma de deshacer el género, la sexualidad, la raza, la identidad... A veces me gusta jugar a ello, creérmelo del todo, pero generalmente acabo por marearme. Literalmente. Qué más da que sea verdad, que sea posible, su manera de presentar a las personas. Si te mareas en cuanto lo piensas. Como la física cuántica.


Femme-inismo


Igual que me gusta encarnar un drag king, también me divierte travestirme de chica femme. A veces soy Nacho, a veces soy Mónica. Depilación, manicura, pedicura, maquillaje, tacones.

Llevo mucho tiempo queriendo escribir esta entrada y nunca termino de atreverme, porque para escribirla debería empezar por confesar algo, y siempre duele reconocerse parte ejecutiva de la discriminación, ¿no? Redoble de tambores: siempre he tenido prejuicios contra las chicas muy femme, contra los artefactos de la feminidad. Cuando tenía doce años, llegué llorando a casa porque había estado tres horas en un parque con dos amigas y habían pasado dos de las tres horas hablando de maquillaje. En realidad yo no recuerdo esta historia, pero mi madre sí. A fin de cuentas, el maquillaje, la ropa... ¿no son frivolidades sexistas-capitalistas?

Intento aprender de la gente y de la vida antes que de los libros, pero siempre se me dio mal el contacto emocional... Devenir perra, de Itziar Ziga, así como el artículo El baúl de los disfraces, de Ulrika Dahl (en El eje del mal es heterosexual, pdf, p.151), fueron mis primeros acercamientos al femme-inismo (si puede considerarse Devenir Perra como algo parecido...). Ulrika Dahl, de hecho, lo explica estupendamente:

Escribo porque rechazo ser una víctima del patriarcado. Porque mi deseo no me convierte en una chica hetero despistada, una feminista políticamente incorrecta o una falsa bollera.

[...]


Más tarde descubrí que quería volver al Baúl de los Disfraces, que no estaba sola y que había muchísimas mujeres a las que yo les gustaba así. Entonces comencé a ver que la propia idea de que los atributos clásicos femeninos no son sino fuentes de limitación, peligro y opresión, raramente se cuestionaba en los círculos lésbicos mayoritarios.

[...]

Vivimos en un patriarcado. Una sociedad modelada por un orden de poder generizado y heterosexista donde las mujeres y la feminidad están siempre subordinadas a los hombres y a la masculinidad. Donde la feminidad es sinónimo de víctima, de estar oprimida, limitada, de ser vulnerable. De no ser tomada en serio. La conexión entre género y sexualidad no es sólo una teoría, es una realidad. Los hombres gays afeminados y las bollos butch son la doble amenaza a nuestras concepciones de qué constituye un hombre y una mujer. Son nuestros más obvios guerreros de género. Pero sigo creyendo que las femme luchamos una batalla diferente. La batalla contra la subordinación de la feminidad de las mujeres y su conexión con la sexualidad.

[...]

En mi opinión el travestismo femme es un disfraz explícitamente femenino. Uno que no puedes conseguir en el departamento de señoras de unos grandes almacenes. Es un proyecto artístico. Algunas personas lo pueden encontrar algo extravagante, algo definitivamente no feminista, o incluso políticamente incorrecto. Y respeto esos argumentos.

[...]

Cuando me pongo mi wonderbra no es para satisfacer a ningún hombre, no es porque no me puedo resistir a la propaganda de las revistas de las mujeres hetero sobre cómo debe ser una mujer. No es una cuestión de cuánto dinero gastas en ser femme. Es sobre cuál es el significado de la feminidad. Se trata de transformar algo negativo en algo positivo. De cambiar el significado de un término. Lavar la marca de víctima, aliviarla con un tónico facial y pintar sobre ella un nuevo personaje espectacular.

Me recuerdo hablando con N. en Santander, en nuestro primer viaje, sobre la importancia de la moda. Yo no la comprendía y le confesaba mi más absoluto desinterés por la ropa o ir de compras. Le costó hacerme comprender que eso también era una decisión en relación con la moda. El estilo femme también es una expresión de género y mis amigas femme y con más interés en la moda y otros artefactos de la feminidad son también feministas y conscientes de que ellas han escogido una expresión de género determinada que no es relacional con el patriarcado sino con su propia identidad. Qué difícil es a veces comprender las cosas más simples. Y qué difícil es siempre permitir que las mujeres y lxs otrxs vistan como les dé la real gana.


La imagen la encontré en tumblr.


Códigos del género

Repasar libros leídos hace tiempo hace que salgan fragmentos maravillosos... Es casi como si lo leyeras otra vez por primera vez.

Esto pertenece a Testo Yonqui (Beatriz Preciado) y está escrito antes de afirmar tajantemente: "Antes pensaba que solo los que éramos como yo estábamos bien jodidos.  Porque no somos ni seremos nunca ni mujercitas ni héroes de Río Grande. Ahora sé que en realidad todos estamos bien jodidos, no seremos nunca ni mujercitas ni héroes de Río Grande".

Algunos códigos semiotico-técnicos de la feminidad pertenecientes a la ecología política farmacopornográfica:

Mujercitas, el coraje de las madres, la píldora, cóctel hipercargado de estrógenos y progesterona, el honor de las vírgenes; La bella durmiente, la bulimia, el deseo de un hijo, la vergüenza de la desfloración; La sirenita, el silencio frente a la violación; Cenicienta; la inmoralidad última del aborto, los pastelitos, saber hacer una buena mamada, el Lexomil, la vergüenza de no haberlo hecho todavía; Lo que el viento se llevó, decir no cuando quieres decir sí, quedarse en casa, tener las manos pequeñas, los zapatitos de Audrey Hepburn, la codeína, el cuidado del cabello, la moda, decír sí cuando quieres decir no, la anorexia, el secreto de saber que quien te gusta realmente es tu amiga, el miedo a envejecer, la necesidad constante de estar a dieta, el imperativo de la belleza, la cleptomanía, la compasión, la cocina, la sensualidad desesperada de Marilyn Monroe, la manicura, no hacer ruido al pasar, no hacer ruido al comer, no hacer ruido, el algodón inmaculado y cancerígeno del Tampax, la certitud de la maternidad como lazo natural, no saber gritar, no saber pegar, no saber matar, no saber mucho de casi nada o saber mucho de todo pero no poder afirmarlo, saber esperear, la elegancia discreta de Lady Di, el Prozac, el miedo de ser una perra calentona, el Valium, la necesidad del string, saber contenerse, dejarse dar por culo cuando hace falta, resignarse, la depilación justa del pubis, la depresión, la seda, las bosiltas de lavanda que huelen bien, la sonrisa, la momificación en vida del rostro liso de la juventud, el amor antes que el sexo, el cáncer de mama, ser una mantenida, que tu marido te deje por otra más joven…

Algunos códigos semiotico-técnicos de la masculinidad pertenecientes a la ecología política farmacopornográfica:

Río Grande; el fútbol, Rocky, llevar los pantalones, saber dar una hostia cuando es necesario; Scarface, saber levantar la voz; Platoon, saber matar, los medios de comunicación, la úlcera de estómago, la precariedad de la paternidad como lazo natural, el buzo, el sudor, la guerra (aunque sea en su versión televisiva), Bruce Willis, la Intifada, la velocidad, el terrorismo, el sexo por el sexo, que se te levante como a Rocco Siffredi, saber beber, ganar dinero, Omeoprazol, la ciudad, el bar, las putas, el boxeo, el garage, la vergüenza de de que no se te levante como a Rocco Siffredi, el Viagra, el cáncer de próstata, la nariz rota, la filosofía, la gastronomía, tener las manos sucias, Bruce Lee, pagar una pensión a tu ex mujer, la violencia doméstica, las películas de horror, el porno, el juego, las apuestas, los ministerios, el Gobierno, el Estado, la dirección de empresa, la charcutería, la pesca y la caza, las botas, la corbata, la barba de dos días, el alcohol, el infarto, la calvicie, la fórmula 1, el viaje a la Luna, la borrachera, colgarse, los relojes grandes, los callos en las manos, cerrar el ano, la camaradería, las carcajadas, la inteligencia, el saber enciclopédico, la obsesión sexual, el donjuanismo, la misoginia, ser un skin, los serial-killers, el heavy-metal, dejar a tu mujer por otra más joven, el miedo a que te den por el culo, no ver a tus hijos después del divorcio, las ganas de que te den por el culo…


De reconocimiento e intolerancia


Ayer estuve releyendo a Judith Butler para la tesis. Repasaba y repasaba los subrayados que llenaban casi todos los libros y los asteriscos, exclamaciones, ojos dibujados, esquinas dobladas, para llamar la atención sobre los simples subrayados que ya parecían menos importantes. Un mapa secreto de cómo bullía mi cerebro. Supongo que decir que Género en disputa y Deshacer el género me cambiaron la vida es un cliché. Ya podía haber elegido obras más originales.

Lo releía antes de las seis y media, cuando saldría de casa para dirigirme hacia Neptuno. Cuando leí a Butler por primera vez me encontré con una política de la inclusividad fascinante. Encontré todo lo que era y todo aquello en lo que me quería convertir: la capacidad de reconocimiento del Otro, la capacidad de reconocimiento de los Otros aunque la existencia de algunos Otros desestabilizase mi propia existencia y la existencia de otros Otros. Me gustaba que el hecho de que el temblor que suponía esa desestabilización fuese algo que no debíamos eliminar. Nunca he llegado a leer a Spinoza ni a Hegel aunque ayer volví a sentir las ganas.

Me creí a Butler y supongo que de alguna manera me lo sigo creyendo. La posibilidad de una política del reconocimiento y de la inteligibilidad de todxs, permitir la vida tal y como unx necesita que sea para poder llamarla vida. Desde que soy pequeña, en mi casa me han dicho que soy muy intolerante. Antes me daba rabia, porque lo entendía un insulto y yo no quería ser intolerante, con tanto perroflautismo y hippismo que me traía encima. No sabía explicar que hay cosas que no se pueden tolerar.

Nos están matando de recortes y parece que hay que explicarlo. No quiero luchar contigo, todxs juntxs y unidxs por un país mejor. Tú no eres como yo. Tú no vas en mi barco porque tú me estás matando a mí. La política no es un juego y escoger a un partido o a otro tiene consecuencias. Tu voto nos está disparando bolas de goma y de plomo. Y no puedo ni quiero luchar contigo para nada. ¿Eso quiere decir que no te reconozco como Otro? A lo mejor Butler es demasiado buenista y yo sólo quiero lanzar piedras. Pero me da un ataque de pánico tras la primera carga y no valgo para la guerra. ¿Cómo explico esto ahora? ¿Qué hago con toda la rabia?

La imagen es de Indisorder.


Respuesta para trolls

Aquella lejana tarde estival, mi amiga y yo charlábamos de forma distendida sobre mil y una cosas. El deseo de continuar disfrutando sin sobresaltos debió agudizarme el ingenio. Para neutralizar la intentona de boicot de su pesado novio, ideé una respuesta que nunca más me ha fallado [...]. Sólo tenéis que dirigirle a él estas preguntas:

-¿Conoces las actividades y el discruso de algún grupo feminista? ¿has leído alguna vez un libro de teoría feminista? ¿tienes la más mínima idea de cuántos distintos colectivos feministas hay en esta ciudad y de a qué se dedican? Os aseguro que la respuesta va a ser un no muy bajito, casi imperceptible. Entonces continuáis:

-Sabes qué pasa, como yo sí que tengo mucha información sobre este tema, la conversación sería tan desigual y poco enriquecedora para mí que mejor ni lo intentamos.

Total, las feministas ya tenemos fama de bordes. Por qué no utilizarla a nuestro favor.

Itziar Ziga: Devenir perra


Me llamaron negra

Hasta ayer no conocía a Victoria Santa Cruz. Nacida en Lima en 1922, es compositora, coreógrafa y diseñadora, exponente del arte afroperuano. Tras estudiar y trabajar en París, volvió a su país de origen donde fundó la compañía Teatro y Danzas Negras del Perú. Tras dirigir el Conjunto Nacional de Folclore del Instituto Nacional de Cultura, trabajó en la universidad Carnegie Mellon.

Me ha encantado esta pieza, que pertenece a su musical La magia del ritmo: "Me llamaron negra". Increíble. No se sabe si es un manifiesto, una coreografía, una declaración de intenciones, todo o nada de esto.


me gritaron negra from REVISTA.VOZAL on Vimeo.



Pornografía

La actriz de porno Stoya confesó en una mesa redonda que nunca había tenido un orgasmo usando un vibrador. Clayton Cubitt le ofreció, a continuación, participar en el proyecto Hysterical Literature. Ella podía elegir una obra y leerla ante la cámara. Fuera de campo, ella estaría siendo masturbada con un vibrador hasta el orgasmo.

Stoya eligió un fragmento de Necrophilia Variations, de Supervert. Según su testimonio (traducido por La mosca cojonera): "Me fascina Supervert y su obra. Elegí ese libro centrado en la necrofilia porque tengo en este momento una obsesión extrañamente no morbosa con algo entre la manera en que el orgasmo afecta a la química cerebral, las razones detrás del sobrenombre frances de la petit mort, y por qué mi mente se queda en blanco completamente cuando estoy en el culmen de una experiencia sexual".

El resultado es este video, encontrado vía Como una matrioska.



Terrorista homicida lesbiana


Diane DiMassa creó a su personaje Hothead Paisan a principios de los noventa. Leo su argumento a través de la obra de Susana López Cepeda El laberinto queer:

Hothead Paisan y su amado gato Chicken, viven en una jungla urbana no identificada, donde los hombres blancos «hetero» asumen automáticamente su derecho a la riqueza, el poder y el privilegio. En esta ficción hiper-heterosexual, cientos de misóginos pululan por las calles en solitario o en grupo, mostrando sus genitales y gritando obscenidades a cualquier mujer que pase cerca de ellos y se le ocurra mirarlos en unas calles repletas de carteles publicitarios que muestras a mujeres invitando pasivamente a la invasión sexual y a la humillación.

En este mundo imaginario, violento y degradado, Hothead Paisan es una amazona urbana alienada, que se definea sí misma como: «una bollera socialmente extraña, no interesada por la práctica del activismo político, comecarne, le gustan los juguetes sexuales, no ha participado nunca en una protesta en Washington y está como una cabra».

Hothead se pasa los días planeando y llevando a cabo, por su cuenta, ataques estratégicos contra el enemigo. Su cuerpo es musculoso y está listo para la batalla. Su uniforme es una desastrada camiseta sin mangas, unos pantalones cortados a la altura de la rodilla, chaqueta de cuero y botas de combate estilo Doctor Martens. Sus armas incluyen granadas, pistolas, bates de béisbol y una atracción patológica por los extremos violentos que las feministas lesbianas siempre critican y aborrecen. Se trata de una vengadora solitaria cuya misión es definir un territorio seguro para las mujeres cuyas necesidades emocionales y sexuales no satisfacen las demandas de una sociedad dominada por la heterosexualidad obligatoria. Hothead Paisan es representativa de un movimiento artístico burgués y subcultural que ha ampliado un voraz mercado de consumo de «cómic queer», creado por artistas gays y lesbianas que pretenden comunicarse principalmente con una audiencia lesbiana y gay, pero al margen del circuito de grupos organizados y asociaciones.

June Fernández escribe estos días sobre la autodefensa feminista y la violencia en su blog; sobre cómo una campaña contra la violencia machista en la que se trata de empoderar a las mujeres nicaragüenses en vez de presentarlas como víctimas ha saltado muchas alarmas que la han criticado de violenta. Yo cada vez estoy más harta. Me ha hecho mucha gracia Hothead Paisan. 


De homofobia y acoso

Debatíamos sobre la homosexualidad a raíz de una alusión a ella en el libro que estábamos leyendo; varios chicos hicieron comentarios como: "es asqueroso". En el seno de la discusión, un chico admitió finalmente que se había sentido aterrado y asqueado cuando, compartiendo un taxi con otro pasajero, éste dio un paso insinuándose. Se me encendió la bombilla: "Oh", dije, "lo cojo; veo que tienes miedo porque, por primera vez en tu vida, has sido víctima de un acercamiento sexual no deseado por parte de alguien que tiene el poder de ejercer fuerza sobre ti". El chico asintió y se estremeció visiblemente. "Pero", continué, "como mujer, aprendes a vivir con ello aproximadamente desde los catorce, y entonces ya nunca para; vivimos con ese miedo cada día de nuestras vidas; cada tipo que entra al parking al tiempo que nosotras es un desconocido inofensivo o un violador en potencia; siempre". Las chicas del aula asintieron con la cabeza. Los chicos parecían verdaderamente mudos de asombro. "Así que la próxima vez que le tires los tejos a una chica piensa en ello. Es posible que, como tú en el taxi, no quiera que lo hagas". 

Andrew Sullivan: Homophobia: The fear that another man will treat you like you treat women.

La traducción es mía. Aquí está la cita original.

Es un tema que ha salido mucho en las charlas de los institutos, cuando los chicos dicen que una vez estuvieron en un local gay y no les gustó porque algún otro chico intentó ligar con ellos de forma agobiante.

También es una buena lectura un día como hoy, con todo lo que está pasando alrededor de Alicia Murillo.


Transgenerismo


Gender Identity Project Subtitulado from Sebs Trivino on Vimeo.

"Transgender Basics", un filme de Rosa Juel Nordentoft. Producido por Gender Identity Project & Center Media (LGTB Community Center de Nueva York).

Sí, son veinte minutos de nuestras vidas, pero me ha parecido uno de los videos sobre sexo y género más claritos que he visto, con mis diferencias..., pero chapeau.



Privilegios

Según ese uso del término, todxs lxs blancxs somos racistas, porque nos beneficiamos del privilegio blanco de forma sistemática. Generalmente, lxs blancxs pensamos el racismo como una conducta voluntaria e intencional, ejercida por personas horribles, siempre otras. Lxs blancxs pasamos mucho tiempo intentando convencernos a nosotrxs mismxs y a lxs demás de que no somos racistas. Un buen primer paso para lxs blancxs sería que admitiéramos que somos racistas y, entonces, plantearnos qué vamos a hacer con ello.
Stephanie Wildman: Privilege Revealed: How Invisible Preference Undermines America
La traducción es mía. La cita original está aquí. Este texto me hizo reflexionar justo cuando El Teleoperador escribió en un twit en el que discutía con otra persona sobre privilegios masculinos: "Si a mí, donde sea, me dan cualquier trato preferente sobre mi novia por ser hombre, no me siento privilegiado sino insultado". Me sentí muy triste porque personas formadas en los movimientos sociales y en la lucha contra la opresión no habían entendido nada, como si el racismo significara salir a la calle a pegar negros.


Bomba

El viernes me besó un señor de sorpresa mientras caminaba mirando el móvil. Nos gritamos mucho pero me arrepiento de no haberle pegado. A la mierda las flores en los cañones.

Eva W habla de esta foto de Ruth Orkin y del acoso callejero en su blog.



Héroes

A partir del resurgimiento de la noción de héroe en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 2001, la fotógrafa Dulce Pinzón se propone fijar los valores del superhéroe traducidos a la vida cotidiana: "la capacidad de supervivencia en condiciones extremas, ya sea laborales o climáticas, la capacidad de sacrificar hasta la vida para ayudar a los seres queridos o materializar los sueños de la gente que los espera en casa, etcétera".

Así, en su serie de 20 imágenes La verdadera historia de los superhéroes, retrata a inmigrantes latinxs en Nueva York, vestidxs con los trajes de los superhéroes de la cultura pop estadounidense y mexicana.







Nacho y yo

El sábado mi king Nacho volvió a salir a la calle en la moustache party de M. Constato lo trabajoso que es construir la masculinidad (lo que confirma lo que de construido tiene). Los pelos en las piernas dejen de ser un problema para convertirse en una ventaja (en cuanto a credibilidad por lo menos...). Siento al mismo tiempo satisfacción cuando el passing (pasar por / ser leído como hombre, en este caso) cuela y siento vergüenza e inseguridad cuando las miradas son de justo lo contrario: "¿estás disfrazada o es que eres un bicho raro de esos travelacos?". No soy tan valiente cuando ya es de noche, ¿eh? Siempre una experiencia constructiva. Qué palabra más bien escogida.
Volveré a aprovechar la más mínima excusa para sacar a Nacho a pasear y seguir jugando con el género. Ya que no podemos escapar de él, por lo menos divirtámonos un poco, ¿no?



Lisalott

Esto va últimamente de fotos.

Editado
La serie se llama Lisalott y la autora es Sarai Black.

Elimino las imágenes porque así lo ha solicitado la autora a todxs aquellxs que lo hayan reblogueado. Tanto la autora como algunxs de lxs fotografiadxs no estaban preparadxs para la repercusión de esas imágenes. Han pedido que se eliminen.















Queer kids

Pertenecen al proyecto fotográfico (aún en curso) de M. Sharkey.



 




Feminismos en el MUSAC

Cristina Lucas: La anarquista

Ayer estuve en el MUSAC (León), entre comida familiar y comida familiar, viendo Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010 con N. Después de la mala experiencia con la exposición del Conde Duque, esta ha compensado con creces. Comparte espacio en estos momentos con otras exposiciones interesantes, como el proyecto de Erreakzioa-Reacciona de Estibaliz Sadaba y Azucena Vieites y la exposición Fundido Encadenado-Break you Nice de la misma Vieites.

Dos errores: la visita guiada (no, por favor, y no hay problema en verla sin guía porque cada sala está muy bien explicada por sí misma, además de que te ahorrarás unas cuantas úlceras) y el encierro de la sala del transfeminismo, que prohibe la entrada a menores. Pero imagino que ninguno de esos problemas es culpa de lxs comisarixs: Patricia Mayayo y Juan Vicente Aliaga, que se merecen una enorme enhorabuena por haber traído al circuito institucional una exposición tan valiente e importante como esta. 

No es una exposición de mujeres artistas ni de la mujer en el arte. Es una exposición sobre discursos en torno al género en el arte español. No está pensada de forma cronológica sino en bloques temáticos: genealogías, cuerpos, trabajo, las otras, luchas colectivas, tiranía de la belleza, mascaradas y performatividad, violencia, cuidados y maternaje, cultura popular y transfeminismos.

Por motivos de presupuesto, no han editado catálogo (de hecho, ni siquiera han editado folleto...), pero la página Web es fantástica. Cada cuadro es una de las salas, y señalan el texto descriptivo, todas las obras, así como la documentación que exhiben en el museo.

El arte no es mi mundo así que conocía pocas de entre las obras que vimos y me enamoraron muchas más. Desde Elena del Rivero hasta Eulàlia Grau, un poco de Juan Hidalgo y mucho de LSD, el Espejito que te grita fea de Pilar Albarracín y las Cartogeografías Humanas de Mau Monleón. Me encantaron los videos de Estibaliz Sádaba (Step, donde se practica aerobic sobre una pila de libros feministas; hasta A mi manera, un juego con los michelines sobre los que se lee la palabra "dieta"), así como las Menstruosidades de LSD y el video de Itziar Okariz (Mear en espacios públicos o privados). Descubrí también la serie Locuras de Marina Núñez, de la que casualmente habla hoy eva uvedoble. Me impresionaron los soldados fálicos de Esther Ferrer de la serie Juguetes educativos. Conocí el trabajo de O.R.G.I.A (Organización Reversible de Géneros Intermedios y Artísticos) y el fantástico Cásting: James Dean de Cabello/Carceller.

Entré emocionada y salí emocionadísima. Bravas.


Chloe y Olivia

"A Chloe le gustaba Olivia" -leí-. Y entonces caí en la cuenta del enorme cambio que ahí había. A Chloe le gustaba Olivia quizá por primera vez en la literatura. A Cleopatra no le gustaba Octavia. ¡Y de qué manera se habría transformado Antonio y Cleopatra si le hubiese gustado! Tal y como está -pensé, dejando, me temo, que mi mente se desviara un poco de La aventura de la vida-, todo el asunto se simplifica, se vuelve convencional, me atravería a decir, hasta el absurdo. El único sentimiento de Celopatra hacia Octavia es el de celos. ¿Es más alta que yo? ¿Cómo se peina? Tal vez la obra no requería más. Pero qué interesante habría sido si la relación entre las dos mujeres hubiese sido más compleja.
Virginia Woolf: Un cuarto propio

Es tan curioso leer por primera vez libros sobre los que has estudiado tanto leyendo de terceros.


Queercore

 
Con catorce años me enamoré de ella en la tienda metal.
Ella dijo: "¡Kaia! Ven a rezar conmigo".
Nos sentamos en su cama y nos cogimos las manos.
Ella me dijo que necesitaba a dios; yo le dije que sólo la necesitaba a ella.
Con quince años me gustaba provocar incendios 
y conducir el camión de mis padres hasta el almacén de Jasper.
Las cosas estaban fuera de control.
No podía pararme para ver a los demás. 
Los que eran como yo no estaban lejos de mi alcance.
Cuando tenía dieciséis, ella me dijo
que yo estaba poseída por demonios.
Dije: "¿qué coño significa eso?"
Ella dijo que no podía ser mi amiga.
Estos fueron los peores días de mi vida.
Y a todos los chicos enfermos les encantaba atormentarme.
Así que saqué a relucir mi odio como bandera.
Mi madre lloró cuando me afeité la cabeza.

Es la traducción de la canción Growing up in Springfield, del disco Personal Best, de las riot grrrl Team Dresch. Escuchar aquí en Spotify y aquí en Youtube.

Letra original: when i was fourteen i fell in love with her in metal shop / she said kaia come pray with me / we sat on her bed and we held our hands together / she told me i needed god i told her i just needed her / when i was fifteen i liked to start fires / and drive my parents truck to the jasper store / things were out of control / i couldn't stop to see others / the ones like me were not far from reach / when i was sixteen she said to me / you have a demon possession / i said what the fuck does that mean / she said she couldn't be my friend / those were the worst days of my life / and all the hick boys loved to harass me / so i flaunted my hatred of the flag / my mother cried when i shaved my head.


En femenino

El sábado estuve en el Conde Duque viendo la exposición 100 años en femenino. Una historia de las mujeres en España. Muy decepcionante. Es como si los últimos años no hubieran servido para nada. La historia sigue representándose "a la antigua", con sus olas de siempre, ignorando todo lo aprendido. Al final hay un par de paneles con arte feminista y con referencia a la homosexualidad y transexualidad, pero esa postdata es casi tan ofensiva como su invisibilidad en el resto de la exposición. Tendrían que haber avisado que era la historia de las mujeres blancas heterosexuales. Qué ganas tengo de ver el próximo domingo Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010 en el MUSAC. Algo me dice que será diferente.


Orgullosxs


¿Y a nosotrxs, quién nos rescata? es el título del manifiesto de Toma el orgullo para este 28 de junio.

Travestis, camioneras, sin techos, chaperas y maricones de todos los colores la liaron parda allá por el 28 de Junio de 1969. Apenas doscientas transmaricabollos levantaron barricadas y plantaron cara al acoso policial: barricadas de fuego contra la homofobia, la bollofobia, el clasismo, la plumofobia, el racismo y la transfobia. Barricadas de cuerpos que marcaron un antes y un después en la lucha por los derechos de todxs.

Cuarenta y tantos años después, seguimos levantando barricadas. Seguimos tomando calles y plazas contra el despotismo neoliberal que aplasta nuestras vidas. Seguimos luchando contra la violencia que nos despoja de nuestros empleos, de nuestras casas, de nuestra salud, de nuestro futuro. Seguimos en pie de guerra contra la brutalidad policial. Un año más nos enfrentamos cuerpo a cuerpo con la transmaricabollofobia.

Seguimos luchando por nuestra supervivencia. De luchas a vida o muerte, las transmaricabollos estamos en un máster permanente. El máster de la acera de enfrente.

Es allí donde heredamos la fuerza de grupos como Act-Up, Queer Nation y las Lesbian Avengers. Donde nos empapamos de la rabia y de las tácticas de guerrilla de las LSD y de la Radical Gai. Donde aprendimos lo que sabemos de resistencia. Por eso hoy nos levantamos de nuestros sofás, de nuestras asambleas, de nuestros ataúdes y de nuestras bicis. Venimos desde todos los barrios, desde todos los antros, desde debajo de las piedras de nuestras zonas de cruising y de los adoquines de nuestras esquinas. Para dejarles claro, una vez más, que no pasarán.

Que no saldrá adelante el Real Decreto fascista con que se pretende dejar sin cobertura sanitaria a lxs sin papeles. No queremos ver cómo se disparan las cifras de las enfermedades infecciosas, de la sífilis, de la tuberculosis, de la xenofobia. No queremos comprar los antirretrovirales en el mercado negro, ni volver a hacer recuento de seropositivxs muertxs por falta atención médica. No pasarán.

Que no seguirán destruyendo la educación pública y alimentando la homofobia en los institutos con la complicidad de la iglesia católica. Porque necesitamos estudiar y formarnos como ciudadanxs críticxs frente al sistema. Porque estamos hartxs de leer noticias de suicidios de transmaricabollos adolescentes. Nos plantaremos en la puerta de cada instituto hasta que se enteren de que estamos en todas partes, dentro y fuera de las aulas. No pasarán.

Que tomaremos las calles una y otra vez hasta detener la persecución policial de las putas y de los chaperos, hasta que se reconozcan los derechos de las currantes del sexo. Indignos son los que firman desahucios, no quienes vendemos compañía y orgasmos. No pasarán.

Que ocuparemos sus consultas médicas y sus centros de reasignación de género hasta que nos dejen decidir por nosotrxs mismxs cuándo, cómo y por qué cambiar o no cambiar nuestro nombre en el DNI, tomar o no tomar hormonas, operar o no operar nuestros cuerpos. Porque es su transfobia lo que nos pone enfermxs, y no las ropas, los nombres o los pronombres que nos da la gana usar cada día. No pasarán.

Que no queremos que barrios emblemáticos transmaricabollos, como el de Chueca, se conviertan en espacios elitistas de lucro. No queremos parques temáticos empresariales. No pasarán.

Que no nos dejamos engañar mientras nos roban nuestras casas y rescatan a los bancos con el dinero de todxs. Desahuciaremos a los banqueros y rescataremos a las transmaricabollos. No pasarán.

Que seguiremos tomando las plazas, tomando las calles, tomando las aulas. Seguiremos tomando lo que es nuestro: nuestros empleos, nuestras pensiones, nuestras cartillas sanitarias y nuestros subsidios por desempleo. Nuestras plumas, nuestros dildos, nuestros culos y nuestros coños. Tomando nuestros derechos. No pasarán.

Hoy tomamos el orgullo. Para que se nos oiga más allá del ruido de las carrozas con que el empresariado quiere comprar nuestro silencio. Para demostrar que otro orgullo es posible. Porque este año, si pasan, lo harán sobre nuestros cuerpos.

Este es nuestro último aviso: únete a nosotrxs. Porque hoy tomamos el orgullo. Pero mañana te tomamos a ti. Escóndete si puedes.


Morir de recortes

Creo que es un buen día para recuperar el discurso que el activista de Act Up Vito Russo dio en sendas manifestaciones en Nueva York y en Washington en 1988, aunque ya hablase de él hace poco más de seis meses. Pero, antes, estaría bien escuchar a Esperanza Aguirre...




Aquí está la versión íntegra en inglés. Traduzco a continuación (no soy traductora, disculpas adelantadas por los errores). Es largo, pero merece la pena:

Unx amigx de Nueva York tiene un abono transporte que le permite montar en autobuses y metros por la mitad de precio. El otro día, cuando se lo mostró al revisor, éste le preguntó cuál era su discapacidad y él dijo “tengo SIDA”. Y el revisor le dijo “no, no tienes; si tuvieras SIDA, estarías muriéndote en casa”. Entonces, quería hablar aquí hoy como persona con SIDA que no está muriendo. 

Sabes, durante los últimos tres años, desde que fui diagnosticado, mi familia piensa dos cosas sobre mi situación: uno, piensan que me voy a morir; y dos, piensan que mi gobierno está haciendo todo lo posible para evitarlo. Y se equivocan, en ambas cosas.

Así que, si estoy muriendo de algo, estoy muriendo de homofobia. Si estoy muriendo de algo, estoy muriendo de racismo. Si estoy muriendo de algo, es de indiferencia y trámites burocráticos, porque esas son las cosas que están impidiendo que acabe esta crisis. Estoy muriendo de Jesse Helms.  Si estoy muriendo de algo, estoy muriendo del Presidente de los EEUU. Y, especialmente, si estoy muriendo de algo, estoy muriendo del sensacionalismo de los periódicos y las revistas y los programas de televisión, que se interesan por mí sólo en tanto en cuanto esté dispuesto a ser una víctima indefensa, pero no si estoy luchando por mi vida.

Si estoy muriendo de algo, estoy muriendo del hecho de que no haya suficientes hombres ricos, blancos y heterosexuales con sida como para que les importe una mierda. Ya sabéis, vivir con sida en este país es como vivir en una dimensión desconocida. Vivir con sida es como vivir en una guerra que sólo ocurre para aquéllos que resultan estar en las trincheras. Cada vez que explota una granada, miras alrededor y descubres que has perdido a más amigxs, pero nadie más se da cuenta. No les está pasando a ellxs. Ellxs caminan por las calles como si no estuvieran atravesando algún tipo de pesadilla. Y sólo tú puedes oír los alaridos de la gente y sus gritos pidiendo ayuda. Nadie más parece darse cuenta.

Y es peor que una guerra, porque durante una guerra la gente está unida en una experiencia compartida. Esta guerra no nos ha unido, sino que nos ha dividido. Ha separado a aquellxs de nosotrxs con SIDA y a aquellxs de nosotrxs que luchamos por las personas con SIDA del resto de la población.

Hace dos años y medio, cogí una revista Life y leí un editorial que decía: “es el momento de prestarle atención, porque esta enfermedad empieza a golpearnos al resto de nosotrxs”. Era como si yo no fuera el que sostenía la revista. Y desde entonces nada ha cambiado, nada ha alterado la percepción de que el SIDA no le está ocurriendo a las personas reales en este país.

No está pasándonos a nosotrxs en los Estados Unidos, les está pasando a ellxs –a la población desechable de maricones y yonquis que se merecen lo que tienen. Los medios de comunicación les dicen que no tienen que preocuparse, porque la gente que verdaderamente importa no está en peligro. Dos, tres, cuatro veces –el New York Times ha publicado editoriales diciendo que no entremos en pánico todavía respecto al SIDA–… todavía no ha penetrado entre la población normal y, hasta que eso ocurra, no tiene que importarnos una mierda.

Y los días, y los meses, y los años pasan, y ellxs no pasan esos días y noches y años intentando averiguar cómo hacerse con el último medicamento experimental, y qué dosis tomar, y cómo combinarlo con otros fármacos, y de dónde sacarlo. Y, ¿cómo vas a pagarlo? ¿Dónde vas a conseguirlo? Porque no le está pasando a ellxs, por lo que no les importa una mierda.

Y ellxs no se sientan en estudios de televisión, rodeados por técnicxs que llevan guantes de goma, que no te ponen el micrófono, porque no les está pasando a ellxs, por lo que no les importa una mierda. Y a ellxs no les quemaron la casa fanáticxs e imbéciles. Ellxs ven las noticias y cenan y van a la cama, porque no les está pasando a ellxs, y no les importa una mierda.

Y ellxs no pasan las horas yendo de habitación de hospital a habitación de hospital, y viendo a la gente a la que quieren morir despacio –de negligencia e intolerancia–, porque no les está pasando a ellxs y no les importa una mierda. Ellos no han ido a dos funerales a la semana durante los últimos tres o cuatro o cinco años –así que no les importa una mierda, porque no les está pasando a ellxs.

Y leemos en la portada del New York Times el último sábado que Anthony Fauci dice ahora que existen todo tipo de medicamentos prometedores para el SIDA, pero que no han sido probados en los últimos dos años porque no puede permitirse contratar a las personas que los prueben. Nadie se pregunta por qué algún periodista no profundiza en esa historia y no la publica dieciocho meses antes, antes de que Fauci fuera arrastrado frente al Congreso.

¿Cuánta gente ha muerto en los dos últimos años, gente que podría estar viva hoy si esos medicamentos hubieran sido probados? Periodistas de todo el país están ocupados sacando notas de prensa del gobierno. No les importa una mierda, no les está pasando a ellxs –lo que quiere decir que no les está pasando a gente como ellxs–, a la gente real, al público general mundialmente famoso del que estamos oyendo hablar todo el día.

La legionelosis les estaba pasando a ellxs porque enfermó a personas que se les parecían, que hablaban como ellxs, que eran del mismo color que ellxs. Y esa jodida historia sobre dos docenas de personas afectadas llenó todas las portadas de todos los periódicos y de todas las revistas en este país, y se mantuvo ahí hasta que el misterio fue resuelto.

Todo lo que leo en los periódicos me dice que la población blanca heterosexual no está en riesgo de contraer esta enfermedad. Todos los periódicos que leo me dicen que lxs consumidorxs de drogas intravenosas y los homosexuales siguen representando la gran mayoría de los casos, así como la mayoría de la población en riesgo.

Y ¿puede acaso alguien decirme, por favor, por qué cada céntimo destinado a educación y prevención que se gasta en campañas de publicidad está dirigida de forma casi exclusiva a adolescentes blancxs y heterosexuales? –¡de lxs cuales nos siguen diciendo que no están en riesgo!

¿Puede alguien decirme por qué el único telefilme producido por una gran productora en este país sobre el impacto de esta enfermedad, no trata sobre el impacto en la persona con SIDA, sino sobre el impacto en la familia nuclear, blanca y heterosexual? ¿Por qué, durante ocho años, cada periódico y cada revista de este país ha cubierto historias del SIDA sólo cuando crecía la amenaza de transmisión heterosexual?

¿Por qué, durante ocho años, todas y cada una de las películas didácticas diseñadas para su difusión en institutos eliminaban todo contenido positivo sobre lxs gays antes de ser aprobadas por el claustro? ¿Por qué, durante ocho años, todos y cada uno de los panfletos y las cintas de información pública que se difundían desde el establishment ha ignorado el contenido específicamente homosexual?

¿Por qué ninguno de los carteles en el metro y en el autobús y ninguno de los anuncios que veo en este país están dirigidos específicamente a hombres homosexuales? No te creas la mentira de que la comunidad gay ha hecho su trabajo y ha educado a su gente. La comunidad gay y la comunidad de consumidores de drogas intravenosas no están constituidas por personas politizadas que viven en Nueva York y en San Francisco. Los miembros de las poblaciones minoritarias, incluyendo a los así llamados gays sofisticados, son abismalmente ignorantes sobre el SIDA.

Si es cierto que los gays y lxs consumidorxs de drogas intravenosas son las personas con más riesgo, entonces tienen el derecho a exigir que la educación y la prevención se dirijan de forma específica a este segmento de la población. Y eso no está pasando. Nos han permitido morir, mientras que la población de bajo riesgo está siendo aterrorizada –no educada, aterrorizada– para pensar que nos lo merecemos.

¿Por qué estamos aquí juntxs hoy? Estamos aquí porque nos está pasando a nosotrxs, y sí nos importa una mierda. Y si hubiera más como nosotrxs, el SIDA no sería lo que es en este momento de la historia. Es más que una enfermedad convertida en mera excusa para que los ignorantes ejerzan la intolerancia que siempre han sentido. Es más que una historia de terror explotada por los tabloides. El SIDA es en realidad una prueba que se nos presenta. Cuando las generaciones futuras pregunten qué hicimos durante esta crisis, vamos a tenerles que decir que estábamos aquí hoy. Y tenemos que dejarles un legado a esas generaciones que vienen tras nosotros.

Algún día, la crisis del SIDA habrá acabado. Recordadlo. Y cuando ese día llegue –cuando ese día llegue y pase, habrá gente viva sobre la tierra–, homo y heterosexuales, hombres y mujeres, negrxs y blancxs, que escuchen la historia de esa enfermedad terrible que se extendió un día en este país y en todo el mundo, sabrán que un grupo de valientes se levantaron y lucharon y, en algunos casos, dieron la vida para que otras personas pudieran vivir y ser libres.

Así que estoy orgulloso de estar con mis amigxs hoy y con la gente a la que quiero, porque creo que todxs vosotrxs sois mis héroes, y estoy orgulloso de formar parte de esta lucha. Pero tomo prestada una frase de una canción de Michael Callen: todo lo que tenemos ahora es amor, lo que no tenemos es tiempo.

En cierto modo, los actiVIHstas son como esxs médicxs –están tan ocupadxs apagando fuegos y devolviéndole la respiración a la gente que no tienen tiempo de cuidar a todxs los enfermxs. Estamos tan ocupadxs apagando incendios ahora mismo que no tenemos tiempo para hablar y plantear estrategias para la próxima ola, el próximo día, la próxima semana, el próximo mes y el próximo año.

Y vamos a encontrar el tiempo para hacer eso en apenas unos meses. Y tenemos que comprometernos a ello. Y entonces, después de mandar a la mierda esta enfermedad, vamos a estar todxs vivxs para mandar a la mierda a este sistema, de tal forma que esto no vuelva a ocurrir. 



Lisboa

Estuve en Lisboa este pasado fin de semana. Me gustaría no haber perdido la costumbre de llevar la cámara a todas partes. Ahora no tengo una reproducción de las infinitas pintadas contra el rescate, pero me las llevo en las retinas, como al creciente número de personas que duermen en la calle. Lisboa me gustó más que hace cinco años. Qué rápido pasan los días. El orgullo está mucho más centralizado en la capital que en el estado español (que ya es decir). Y hay muy poca gente. Pero se respira buen rollo. El 4F ha llegado hasta las calles de la Alfama. Si vais a la capital portuguesa no dejéis de visitar la Pensão Amor.


Yo en realidad fui allí a hablar de homonormatividad en las series de televisión española, de cómo la representación de un tipo muy concreto de personas LGTB (añadir la T y la B aquí ha sido bastante absurdo, la verdad) y de un tipo de conductas reproducen los mismos cánones heteronormativos (tanto de la expresión de género como del tipo de prácticas sexuales y, sobre todo, del tipo de relación, el mito del amor romántico del que tan bien habla Coral Herrera): el discurso de la normalización que tan a colación saldrá estos días a cuento de la semana del orgullo y que tan caro sale a las personas que no "dan la imagen" o que no quieren darla, pues supone señalar una frontera nueva entre lo normal y lo anormal, entre lo que se puede representar y lo que no se puede representar. Sí, hemos metido a determinadxs lesbianas y gays dentro de la norma, pero no hemos ampliado la norma, solo la hemos reforzado.