Opresiones y privilegios


Ayer estuve en la librería Berkana, en la presentación de Llueven Queers, un libro autopublicado de ilustraciones y cómic de Coco Riot, artista visual españolx (murcianx, para ser más exactos) de 32 años residente en Canadá.

No conocía el trabajo de Coco Riot (ni de su pareja Elisha Lim, también bastante interesante), del que recomiendo particularme sus Genderpoo, unas láminas que sitúa en los cuartos de baño de galerías o museos de arte contemporáneo o de aquellos institutos de los que le llamen, donde se representa a todos los sujetos no representados por los símbolos tradicionales (desde una sirena con bigote hasta un drag king, pasando por unx trans en silla de ruedas o una monja meando; hay ochenta ilustraciones distintas).

De su discurso, voy a quedarme con lo que más me gustó, en relación a las intersecciones de opresiones y de privilegios.

Personalmente, desde hace bastantes años, comento con algunxs amigxs cercanos que soy racista. Obviamente, se escandalizan. Cuando digo que soy racista, no me refiero a que crea en la supremacía de mi raza (blanca), sino a que asumo que he nacido en un sistema en el que se nos inscribe en el cuerpo el privilegio de la raza. Lo importante es descubrirlo y construirse, deconstruirse, reconstruirse.

Además de intersecciones de opresiones (de las que tanto nos gusta, como es lógico, hablar: sistema sexista y heteronormativo, en mi caso), olvidamos muchas veces las intersecciones de privilegios (raza blanca, europea, con papeles, clase media, sin identidad religiosa, estudios superiores, seronegativa, con capacidades funcionales...: también en mi caso). Si no estás del lado delx oprimidx, es muy probable que estés del lado delx opresorx. Esto me recuerda a lo que comenté acerca de los matrimonios humanos: ser parte de una minoría oprimida no te convierte en aliadx de otrxs discriminadxs.

Bien es cierto que esta dialéctica marxista opresorx/orpimidx no me convence, pues vuelve a los mismos binarismos estructuralistas que tratamos de combatir e ignora la figura del aliadx: si yo no soy negra, ni soy musulmana, ni soy sin papeles, ni soy puta, ¿no puedo escapar de la posición de opresora? ¿no hay cabida a redes de colaboración, de solidaridad? Claro que las hay, pero requieren un trabajo inmenso de deconstrucción y reconstrucción.

Hablando de esto con Coco al final de la presentación, me recomendó una serie de páginas sobre estos temas con las que trabaja para elaborar talleres con personas blancas no migrantes. Me aclaró que, evidentemente, la dicotomía opresorx/oprimidx es un constructo que borra los matices, pero que, en el caso de la raza, por ejemplo, es muy peligroso mostrarle el canto alx blancx: en cuanto ve que hay algo más aparte de las dos caras de la moneda, escapa por ahí antes de tiempo.

En concreto, me habló de Colours of Resistance (cuya URL parece caducada y no encuentro otra referencia), de Racialicious y del movimiento No One is Illegal. En este proyecto de la Universidad de Harvard hay diferentes test para conocer tu nivel de racismo, homofobia, islamofobia, gordofobia... Muy recomendable.

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